jueves, 13 de diciembre de 2012

CUENTOS BASADOS EN HISTORIAS DE ALUMNOS

Querida escuela:
Hoy que cumples 40 años y en tu largo y sacrificado andar te he acompañado por 25 años, te quiero FELICITAR y con la mayor humildad te presento dos pequeños cuentos, su narrativa está basada en cómo vivieron sus experiencias académicas dos alumnos tuyos.


EL VERDADERO TRIUNFADOR
 

Se levantó e inició su presentación, su tan ansiada participación en el Concurso Interno de Declamación. Su voz aún retumba en mis oídos, siempre ha estado presente el tímido timbrecillo emitido de sus cuerdas vocales: “Me voy padre de tu casa….”  Filemón, si, así se llama, 11 o 12 años, no recuerdo, pero no olvido su inmensa necesidad de ser querido, escuchado, tomado en cuenta. Una y otra vez le vi sus ojos rojos, cómo demonios no tenerlos así. Cada día, antes de llegar a la escuela, hacia milagros para conseguir lo que su madre le exigía juntar, como él mismo decía, en el crucero, si ¡Su Madre! Me he preguntado una y mil veces cómo es que el cielo permite eso, que las madres negocien con los hijos.

-          Cómete un pedacito de mi torta

-          No, gracias. Doña Chana ya me dio de comer, ¿usté cree?  Mejor Doña Chana me da de comer y me lava, plancha y guarda el uniforme…mi mamá dice que pa´ que estudio, que nomás pierdo el tiempo, pero yo creo que no, además, si lo pierdo, que le aunque, a mi me gusta el estudio.

-          ¿Y quién es Doña Chana?, inquirí curiosa. Filemón contestó de una forma que mostraba un gran sentimiento de gratitud.

-          Doña Chana es la novia de mi apá y me ayuda porque dice que a ella le da tristeza que uno de sus hijos no quiso estudiar teniendo tan cerquita la secundaria, ella me regaló los uniformes y cada día cuando llego del crucero ya me tiene comida calientita y yo corre y corre, como, agarro mis libretas y zúmbale a veces ya encuentro la puerta cerrada y empieza el rogadero pa´ que me dejen entrar.- medita un poco y luego continua- Que tarugo es Cristhian, tiene libretas bien chidas y lapicerones, pero no los aprovecha, ¿verdá? Liliana en cambio, ella si que es buena, sabe reteharto y está bien bonita.- rascándose su naricita me pregunta- Oiga ¿si me va a llevar de viaje? ya ve que todos los que ya les dieron permiso ya le están dando dinero, pa´ completar lo del autobús y los otros gastos. Yo de onde le doy, si mi mamá más quiere porque ora agarró la puntada de irse a los remates del Monte, dice que dan las cosas bien baras y que ella les puede sacar mucha ganancia vendiéndolas en abonos, que se gana el puro  varo.  Ya les dije que nunca me las he tronado, no, pos si le entrara a esa cochinada de plano entonces si no alcanzaría a llegar a la secundaria, si ansí casi nunca llego tempra, ya le digo que  siempre me toca rogarle a Rocío y al otro  que me dejen pasar, usté cree?  El profe Pepe si me cree, es retebuena gente pero estos ya me traen; ¿Qué me recomienda usté pa qué no se pongan rojos los ojos?

El inseguro chicuelo lo que necesitaba eran muchas Doñas Chanas y yo decidí convertirme en una de ellas.  Nuestros destinos se cruzaron y Filemón día tras día ensayaba una poesía de su elección al escucharlo los mismísimos ángeles la envidiarían porque no todos los días  tienen la suerte de escuchar ecos impregnados de valor, de ausencia de miedo. Se marcó con tinta indeleble en  los renglones de las páginas de mi vida docente quien fue el verdadero triunfador de ese certamen de declamación. Filemón, sin duda alguna.

 

 

CERILLITO, CERILLITO.

-          ¿Qué vamos a hacer con Vianey, maestra? - Interrogó el profesor Reynel.

-          No lo sé compañero pero algo tenemos que hacer para que no la expulsen de la escuela porque a qué la condenamos.

“Maestra, maestrita, por fis déjeme hacer la tarea de matemáticas en su clase, pero no se enoje porque no hice nada de lo que con usted quedé en su clase pasada que hice lo de inglés.  Si no fuera por usted y mi asesor ya no estaría yo aquí; ya ve que cada rato me llevan a orientación porque no hago las tareas, pero no es que no quiera, hago todo lo que alcanzo porque tampoco puedo reprobar materias, en Chedraui ya me dijeron que si saco menos de 7 de promedio ya no me dejarán que siga de cerillo. Y si me corren ahora sí que mi mamá se muere, la pobre está tan enferma, siempre con sus mareos y sus dolores de cabeza y muchas veces hasta se vomita. No es que no quiera hacer trabajos o tareas pero a qué horas pues. “

Vianey,  la niña con una carita más tierna que la cristalina gota del rocío matutino se transfiguró ante mis ojos mostrándome una imagen de la mismísima virgen de los Dolores. Sus dotes narrativas fluyeron: Todos los días me levanto bien temprano para hacer un poco de limpieza en mi casa,  luego a preparar lo que mi hermano se lleva a su escuela porque no nos alcanza para darle dinero para que compre algo allá, sigo con el remedio de mi mamá que la verdad ni siquiera creo que le sirva tanto el dichoso té, dice el doctor que la enfermedad la está consumiendo pero o comemos o le pagamos los análisis y de todas formas para que nos sirve saber cómo salen si no tenemos para  la medicina y el patrón de mi papá no lo quiere inscribir en el Seguro, enseguida a llevar a mi hermanito al kínder pero ya antes le hice su taquitos para que no se le quedé su pancita vacía, fíjese que él es el que me da más tristeza porque no entiende porque él no lleva Danoninos o cajitas de leche con chocolate Herseys y mucho menos dulces Sonrics, claro que cuando me va muy bien yo le compro algo de eso, pero uh, es rareza… luego me baño a la carrera y salgo volada con la pena tan grande de dejar a mi mamita sola. De la tienda me paso a la secundaria y de nuevo al martirio de explicarles a algunos de mis profesores por qué no cumplo con tareas pero que sí quiero aprender y terminar mi secundaria, además que necesito buenas calificaciones para seguir desempeñándome como “cerillito”

Y Vianey día a día fortaleció su espíritu y dió rienda suelta a su imaginación, en un mundo en el que ella y su familia vivían en plenitud, felices, unidos y sanos.


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