Hoy que cumples 40 años y en tu largo y sacrificado andar te he acompañado por 25 años, te quiero FELICITAR y con la mayor humildad te presento dos pequeños cuentos, su narrativa está basada en cómo vivieron sus experiencias académicas dos alumnos tuyos.
EL VERDADERO TRIUNFADOR
Se levantó e inició su presentación,
su tan ansiada participación en el Concurso Interno de Declamación. Su voz aún
retumba en mis oídos, siempre ha estado presente el tímido timbrecillo emitido
de sus cuerdas vocales: “Me voy padre de
tu casa….” Filemón, si, así se
llama, 11 o 12 años, no recuerdo, pero no olvido su inmensa necesidad de ser
querido, escuchado, tomado en cuenta. Una y otra vez le vi sus ojos rojos, cómo
demonios no tenerlos así. Cada día, antes de llegar a la escuela, hacia
milagros para conseguir lo que su madre le exigía juntar, como él mismo decía,
en el crucero, si ¡Su Madre! Me he preguntado una y mil veces cómo es que el
cielo permite eso, que las madres negocien con los hijos.
-
Cómete
un pedacito de mi torta
-
No,
gracias. Doña Chana ya me dio de comer, ¿usté cree? Mejor Doña Chana me da de comer y me lava,
plancha y guarda el uniforme…mi mamá dice que pa´ que estudio, que nomás pierdo
el tiempo, pero yo creo que no, además, si lo pierdo, que le aunque, a mi me
gusta el estudio.
-
¿Y
quién es Doña Chana?, inquirí curiosa. Filemón contestó de una forma que
mostraba un gran sentimiento de gratitud.
-
Doña
Chana es la novia de mi apá y me ayuda porque dice que a ella le da tristeza
que uno de sus hijos no quiso estudiar teniendo tan cerquita la secundaria,
ella me regaló los uniformes y cada día cuando llego del crucero ya me tiene
comida calientita y yo corre y corre, como, agarro mis libretas y zúmbale a
veces ya encuentro la puerta cerrada y empieza el rogadero pa´ que me dejen
entrar.- medita un poco y luego continua- Que tarugo es Cristhian, tiene
libretas bien chidas y lapicerones, pero no los aprovecha, ¿verdá? Liliana en
cambio, ella si que es buena, sabe reteharto y está bien bonita.- rascándose su
naricita me pregunta- Oiga ¿si me va a llevar de viaje? ya ve que todos los que
ya les dieron permiso ya le están dando dinero, pa´ completar lo del autobús y
los otros gastos. Yo de onde le doy, si mi mamá más quiere porque ora agarró la
puntada de irse a los remates del Monte, dice que dan las cosas bien baras y
que ella les puede sacar mucha ganancia vendiéndolas en abonos, que se gana el
puro varo. Ya les dije que nunca me las he tronado, no,
pos si le entrara a esa cochinada de plano entonces si no alcanzaría a llegar a
la secundaria, si ansí casi nunca llego tempra, ya le digo que siempre me toca rogarle a Rocío y al otro que me dejen pasar, usté cree? El profe Pepe si me cree, es retebuena gente
pero estos ya me traen; ¿Qué me recomienda usté pa qué no se pongan rojos los
ojos?
El inseguro chicuelo lo que necesitaba eran muchas Doñas
Chanas y yo decidí convertirme en una de ellas.
Nuestros destinos se cruzaron y Filemón día tras día ensayaba una poesía
de su elección al escucharlo los mismísimos ángeles la envidiarían porque no
todos los días tienen la suerte de
escuchar ecos impregnados de valor, de ausencia de miedo. Se marcó con tinta indeleble
en los renglones de las páginas de mi
vida docente quien fue el verdadero triunfador de ese certamen de declamación. Filemón,
sin duda alguna.
CERILLITO, CERILLITO.
-
¿Qué
vamos a hacer con Vianey, maestra? - Interrogó el profesor Reynel.
-
No
lo sé compañero pero algo tenemos que hacer para que no la expulsen de la
escuela porque a qué la condenamos.
“Maestra, maestrita, por fis déjeme hacer la tarea de
matemáticas en su clase, pero no se enoje porque no hice nada de lo que con
usted quedé en su clase pasada que hice lo de inglés. Si no fuera por usted y mi asesor ya no
estaría yo aquí; ya ve que cada rato me llevan a orientación porque no hago las
tareas, pero no es que no quiera, hago todo lo que alcanzo porque tampoco puedo
reprobar materias, en Chedraui ya me dijeron que si saco menos de 7 de promedio
ya no me dejarán que siga de cerillo. Y si me corren ahora sí que mi mamá se
muere, la pobre está tan enferma, siempre con sus mareos y sus dolores de
cabeza y muchas veces hasta se vomita. No es que no quiera hacer trabajos o
tareas pero a qué horas pues. “
Vianey, la niña con
una carita más tierna que la cristalina gota del rocío matutino se transfiguró
ante mis ojos mostrándome una imagen de la mismísima virgen de los Dolores. Sus
dotes narrativas fluyeron: Todos los días me levanto bien temprano para hacer
un poco de limpieza en mi casa, luego a
preparar lo que mi hermano se lleva a su escuela porque no nos alcanza para
darle dinero para que compre algo allá, sigo con el remedio de mi mamá que la
verdad ni siquiera creo que le sirva tanto el dichoso té, dice el doctor que la
enfermedad la está consumiendo pero o comemos o le pagamos los análisis y de
todas formas para que nos sirve saber cómo salen si no tenemos para la medicina y el patrón de mi papá no lo
quiere inscribir en el Seguro, enseguida a llevar a mi hermanito al kínder pero
ya antes le hice su taquitos para que no se le quedé su pancita vacía, fíjese
que él es el que me da más tristeza porque no entiende porque él no lleva
Danoninos o cajitas de leche con chocolate Herseys y mucho menos dulces
Sonrics, claro que cuando me va muy bien yo le compro algo de eso, pero uh, es
rareza… luego me baño a la carrera y salgo volada con la pena tan grande de
dejar a mi mamita sola. De la tienda me paso a la secundaria y de nuevo al
martirio de explicarles a algunos de mis profesores por qué no cumplo con
tareas pero que sí quiero aprender y terminar mi secundaria, además que
necesito buenas calificaciones para seguir desempeñándome como “cerillito”
Y Vianey día a día fortaleció su espíritu y dió rienda suelta
a su imaginación, en un mundo en el que ella y su familia vivían en plenitud,
felices, unidos y sanos.
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