jueves, 18 de octubre de 2012

TRADICIONES NUESTRAS

El ritual de velación el día de muertos, constituye una de las manifestaciones religiosas por excelencia. Durante la noche del 1 de noviembre, llevan hasta el lugar donde yace la tumba de sus antepasados, la ofrenda símbolo de recuerdo y presencia a la memoria de sus seres fallecidos; así que, quienes conforman el evento y la representación, lo hacen con profundo respeto, de veneración a los seres que materialmente ya no existen, y al recuerdo de lo que fueron. La velación ha tenido un profundo arraigo en varios pueblos de Janitzio, Jarácuaro, Tzintzuntzan, Ihuatzio y Tzurumútaro localizadas dentro de la región del Lago de Pátzcuaro.

El ambiente de Janitzio y de los demás poblados en la víspera del día de muertos es de gran fiesta, hasta que empieza el conjuro mágico de los sonoros bronces de las campanas, las almas de ultratumba se presentan y los vivos se congregan ante los despojos mortales de los desaparecidos. Negras siluetas van apareciendo por doquier. Llenas de amor van llegando almas piadosas con las ofrendas, cortan flores, llevan dulces, consagran alimentos como: panes y frutos, etc. Con ellas erigen un altar sobre la tumba y se sientan resignadas a contemplar las llamas de los cirios y murmuran oraciones por sus muertos. A intervalos se arrodillan ante la cruz que preside el rito, y quedan pensativos como evocando a los difuntos añorando su presencia.

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